Cada 12 de Diciembre se celebra en el pueblo malagueño deCasarabonela la Fiesta de la Virgen de los Rondeles. Esa noche, víspera de Santa Lucía (13 de Diciembre), el fuegoadquiere un protagonismo muy especial, iluminando el recorrido deuna procesión que hunde sus raíces en las brumas del tiempo.

El nombre de esta mártir cristiana, muy celebrada en Suecia, está relacionado con la palabra latina lucem, que significa luz, y Lucía significa luminosa, llena de luz, motivo por el cual en algunos sitios se la representa con una lámpara de aceite encendida en la mano. Desde la Edad Media es invocada como patrona de la vista, ya sea para curar enfermedades de los ojos o para curar la ceguera espiritual. 

 

Son muchas y muy variadas las teorías que intentan explicar este fenómeno. Lo que sí está fuera de toda duda es que, desde principios del siglo XVIII, el colectivo formado por los molineros de aceite llevaba en procesión sus capachos de esparto ardiendo en un sencillo acto de acción de gracias por la cosecha a la Divina Pastora. Al principio los rondeles iban desplegados, siendo su combustión mucho más rápida. Este fue el motivo por el que, en 1974, se adoptó la costumbre de llevarlos enrollados, para así poder garantizar su duración. 

 

Después de la Guerra Civil, la fiesta no se celebró durante algunos años, siendo uno de los motivos el que, según alguno de sus detractores, tuviese un carácter más pagano que cristiano, por el hecho de que en la forma antigua de celebrarlo participasen mujeres que, como los hombres, también eran portadoras de rondeles. La celebración resurgió nuevamente, aunque con modificaciones sustanciales en la década de 1970. Es a partir de esta época cuando va tomando cuerpo la idea de crear una asociación que no solamente mantuviera viva la tradición, sino que al mismo tiempo preparara, coordinara y organizara cada año la celebración. Algunos años más tarde, concretamente en 1999, la asociación y la corporación municipal llegaron a un acuerdo que posibilitó la restauración de la Ermita de la Veracruz, sede de la Virgen de la Pastora desde el año 2000. 

 
 

Los actos comienzan alrededor de las 10 de la noche, con la bendición del fuego que ha de encender los capachos impregnados en aceite.

 

Este fuego ilumina y purifica el camino de la Pastora, una advocación de la Virgen María.

 

El caño de Álora, que recibe este nombre por estar situado junto al lugar en el que se encontraba una de las puertas del recinto amurallado de la antigua ciudad islámica, es parada obligada cuando el rondelero se ve en la necesidad de reducir la llama de su rondel, dato muy significativo ya que, en la celebración antigua, este caño, junto con el de la Plaza, eran los dos únicos puntos en los que se podía aflojar la llama sin que ello conllevase la penalización para el portador del capacho (hemos de tener presente que antes se organizaba un certamen y se premiaba con arrobas de aceite a los cuatro rondeleros que más tiempo hubiesen aguantado con su primer rondel).

 
 

Es ya cerca de la medianoche cuando el cortejo formado por los rondeleros, la pastoral, la imagen y el numeroso grupo de asistentes culmina su recorrido junto a la que fue antigua mezquita 

 

del viernes, hoy la Iglesia de Santiago. Los rondeleros aguardan junto a la puerta del templo hasta que la Virgen hace su entrada en el edificio, lugar en el que permanecerá durante algunos días. Una

 

salve en su honor cerrará los actos de carácter religioso. 

 

El caño que se encuentra detrás de la Parroquia, junto a la calle Castillo, es el destino final para el fuego que todavía consume el esparto empapado de aceite. 

 

Pero no acaba aquí la fiesta. Ahora todos los participantes se dirigen a la Plaza de Casarabonela, un espacio abierto fruto de la concepción urbanística propia de las ciudades del Renacimiento. 

 

En este marco incomparable, los actos religiosos dan paso a otros de carácter lúdico y festivo que se prolongarán hasta altas horas de la madrugada.  

 

Para combatir el frío no hay nada mejor que un buen fuego, verdadero protagonista del evento. Una buena taza de chocolate, rebanadas de pan con aceite y ajo – los "tostones"- y, sobre todo los buñuelos de viento, el producto morisco por excelencia, harán las delicias de vecinos y visitantes que, reunidos junto a una enorme fogata, compartirán los momentos finales de una fiesta que debe ser entendida como una experiencia única e irrepetible presidida por un espíritu de fraternidad y sincera amistad entre todos.

 

AyuntamientoLos orígenes de la fiesta se remontan a la antigüedad, donde se mezcla lo pagano con lo sacro, ritos paganos que celebraban el solsticio de invierno, encendiendo fogatas para alimentar el sol, las fiestas saturnales de los romanos o las que se hacían en honor al dios Baco, ritos que festejan el advenimiento del día esperado en el que el disco solar comienza a acrecentar su presencia en los cielos.

Los cristianos los sacralizaron consagrando el día siguiente a Santa Lucía (luz), "que acorta las noches y alarga los días". En la Castra-Vinaria de los romanos (Castillo del vino), la original fiesta podría tener un origen remoto, pero es a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII cuando parece ser que se tienen datos fidedignos de esta fiesta, al menos tal como la conocemos ahora.

En los archivos del Ayuntamiento de Casarabonela, existe un documento que describe la Fiesta de la Virgen de los Rondeles, por María Andrades Reina, nacida en 1872.